Son muy pocos los jugadores que realmente marcan las diferencias, esos que tienen la vitola de crack, y escasísimos los destinos en los que pueden recalar. Los síntomas del enfermo son una ruinosa defensa, la falta de acoplamiento de los de arriba, la dependencia de Benzema cuando no está inspirado, atinado, y la ausencia de un centro del campo que no gobierna los partidos. Un esquema no apto para cualquier defensa, claro: es muy difícil ser zaguero bajo las órdenes de Gasperini. Entonces, como ahora, la defensa de tres era, en el encorsetado relato del calcio, un “tabú loco”, según sus palabras, y Gasperini no ha dejado de denunciar el atraso del fútbol italiano. Hasta ahora, porque el campeón de la Ligue 1 ya conoce sus terceras prendas, que Nike ha bautizado como Dark Light. A los seis minutos los hombres del español Unai Emery dieron el primer aviso, con un buen centro desde la derecha de Thomas Meunier al que no llegó por centímetros Cavani. Unai Emery ha sido un elemento fundamental. Jesé así lo reconoció ante los medios: «Estaban interesados varios clubes españoles y de Inglaterra, pero la presencia de Emery fue determinante».