Pero su inmarcesible amor por el Real Valladolid sigue vivo desde que desembarcó en los Anexos, procedente de su Ceuta natal, con 13 años. También, por supuesto, el primer peldaño de las categorías de ascenso del fútbol del interior no se salva de la violencia generalizada que se sufre en el ámbito nacional y que obliga muchas veces a la suspensión de los encuentros.